Cuento con Poder!!!

Me divierto pensando las cosas que me suceden, las trágicas van con mucha ironía, las demás se defienden solas, escribo sobre éstas situaciones y solo a veces las comparto. Bienvenidos a Cuento con Poder!!!, pensamientos de un tipo común al que le suceden cosas comunes con miradas de cuento."

jueves, 4 de mayo de 2023

lo volvió a elegir

  Lo volvió a elegir, aunque hubiese preferido perder toda la bijuteria antes de descubrir el truco. Quizás apostaba demasiado a qué se le cumpliera el deseo y a cambio recibió como un cumplido el secreto de aquella ilucion mágica. 
   Quizás algún día aprenda a no idealizar y se dedique a fanatizarse con su idilica vida. Juega con los pensamiento y se descubre más ignorante que ayer. Todos tenemos preferencias aunque a él le encanta la frustración de saber que no habrá ninguno igual.

sábado, 10 de septiembre de 2022

Inclusivo...

   El eterno crecimiento emocional nos obliga a cambio radicales, tiende a llenarnos de dudas que en el intento de resolver nos entrelaza en situaciones  a veces dramaticas y otras cómicas.
 
  Tengo la costumbre de afeitarse por las mañanas, incluso  en  domingo.  

Soy de ese tipo de hombres que mientras duerme se le activa la parte salvaje y comienza a producir pelo facial que al parecer crece con cada ronquido.Todas las mañana me encuentro con el hombre lobo despeinado frente al espejo, al que trato de hermosear sin resultado positivo alguno.
  
  La estética es muy importante en la vida de cualquier ser humano, y una estrategia que aprendí a desarrollar desde muy temprana edad, fue la de intentar verme bien, ya que el formato de mi cuerpo está asociado a la bondad en  congruencia  con la suciedad. Es un pensamiento público que si el bondi va lleno y de repente aparece un olor desagradable de esos que amarga el paladar y hace lagrimear los ojos, la miradas acusadoras son para el gordo, por más que el que se haya desgraciado sea el de traje. Si bien es cierto que la mirada de los demás no debe ser importante  para vivir,  el gordo es culposo y se obliga a estar limpio y presentable no solo para esconder su gordura, sino para autoconvencerse que el pedo no se lo tiró él. Bueno por lo menos así pienso yo. 

   Me gusta estar bien, bien vestido, bien peinado, y bien gordo, y si hay algo que no soporto son los olores corporales, en mí  y mucho menos en otros. Con esto que voy narrar, se que más de uno pensará en discriminación, y la realidad es que somos así,  el católico descrimina al judio, el judio al negro, el negro al gordo y el gordo discrimina a todos. Esto que voy a contar es real y la realidad  no se puede ocultar, si alguno tuvo o tiene la oportunidad de comprobar mis dicho, podrá corroborar y sabrá de lo que hablo.
   
   Por aquella época trabajaba en Liniers y vivía en Laferrere. Una hermosa ciudad , gorda bien gorda pero sucia. Con anchas veredas llena de residuos y tierra, los cordones se asimila  a el collarcito de tierra humedad que se le junta a las personas con exceso de peso en el cuello.  Sin entrar en muchos detalles diré que la personas que allí  habitan no tienen mayor interés por la limpieza del lugar, y en la mayoría de los casos  ni la de ellos mismos. Se los puede ver deabulando por las calles del centro comiendo y produciendo  desperdicios, envolturas, hijos  sin ningún tipo de restricciones. Puedo asegurar que los perros son más limpios en aquel lugar ya que a diferencia de los que viven en capital, no cagan en la vereda  porque estan acostubrado a defecar en el pasto porque es lo que abunda, campo. Gorda, sucia, verde y gente,  mucha, muchísima  gente por todos lados.
   
 Para no desviarme demasiado del tema simplificare dejando un espacio para la duda y no voy a generalizar diciendo, todos, sino que aseguro que en Laferrere una gran mayoría de los habitantes son mugrientos.
   
   En mi travesía para llegar al trabajo debía tomar dos colectivos, el 180 hasta mataderos, que iba lleno de gente mal oliente, y el 80 que tiene otra categoría aunque suelen haber otro tipo de exepciones , cómo la de aquel día.
   
   Un día común, podría, ser martes o viernes, lo digo así porque son los días que me siento mucho mejor y más abierto a todo y porque son los días que me dan felicidad, el martes por no ser lunes, y el viernes porque es el último día laboral. La cuestión es que me levanto muy sobre la hora, pero como ya les conté no me voy sin afeitarme así que me rasuro a las apuradas, agarro el bolso y salgo a la aventura de viajar al trabajo. El olor a ajo, cebolla y transpiración vencida, aromatizan las cinco de la mañana, la ventaja de viajar entre tanta gente es que uno llega al destino haciendo y recibiendo masajes, si alguien sufre de soledad y falta de cariño con solo viajar en ese colectivo en cuanquier horario desde las cinco de la mañana hasta la doce del medio día,  descenderá del transporte  público con la autoestima bien alta, la ropa planchada y el cuerpo lleno de caricias. El tener la oportunidad de experimentar aquel espectaculo ultrasensorial lo prepara a uno para  conocer cada milímetro de su cuerpo y el cuerpo del otro.

  La capital  es un mundo aparte y el ochenta aunque arranca en los suburbios de la matanza, a espaldas del mercado central, pasa por la hija no reconocida de la capital federal,  sucia, drogadicta  y  con problemas de género, que le acarrea su nombre Lugano 1 y 2. En ese colectivo la gente tiene otro olor, otras características, otras costumbres. No son mejores ni peores, es otra cosa nada más. 

Allí lo ví,  la ví, o le ví. Parade junto a la puerta trasera del bondi, su androgena personalidad no dejaba de observarme. Busque entre mi ropa alguna mancha de chocolate o comida que le llamara la atención, pero definitivamente no era eso porque me miraba fijo a la cara. Su mirada penetrante lo decía todo, o nada, me abordo la incomodidad de no reconocer sus sexo, buscaba su nuez de Adán, cómo quien busca una respuesta clara en la Biblia, en la Tora o en el Coran.  

  Una situación, que de tan estúpida me hizo replantear mi existencia, porque me atraía, me cuestionaba, dudaba de mí. 

Cómo ya dije,. ese día me levanté tarde, me afeité con el cuidado de cualquier madre de Laferrere, no recuerdo el viaje en el 180, subí al otro bondi en la antigua plaza tellier, solo había cuatro o cinco personas paradas, entre ellos está la criatura  que me llamo la atención por su falta de definición, o por tantas  palabras todas juntas desordenada. 
Su desorden acomodaban mis pensamientos que cada ves se acercaban a una aceptación inimaginada, llegamos al lugar en dónde debía bajar y ya lo había decidido le pediría su número de teléfono, así que encare para la puerta y le dije:
- te puedo decir algo. A lo que respondió:
- discúlpame, pero a mí también me gustaría decirte algo, y continuo: es que es algo que me llamo la atención desde que subiste y no te podía sacar los ojos de encima. 

Mi mundo giro a la velocidad de la luz, generando una bandera de arcoiris en mis ojos. Nunca nadie se había atrevido a dirigirme la palabra en ningún lado. Los gordos generalmente somo ignorados, cómo los hijos de Maradona, los que dicen ver ovnis en Córdoba, los evangelistas, o lo que es peor nos dejan hablando solos como a los testigos de Jehová. 

Siguió con su relato: 
Pensé en no decir nada, por vergüenza, pero ya que te animaste a hablarme te lo digo...

Otra vez mi corazón latía a mil de solo imaginar un encuentro cercano con ella, él o elle, estaba dispuesto al cambio sin importame el pensamiento  de los demás ... 

Y fue entonces que largo la frase que hasta el día de hoy recuerdo cada mañana cuando estoy frente al espejo hermoseando al lobizon:

-Fíjate que temes espuma de afeitar en la oreja.

lunes, 11 de mayo de 2020

quien puede asegurar

Sentí  la necesidad de ordenar todo, seguramente en cualquier momento llegarían.

Puse los jarrones en su lugar, el crucifijo que estaba levemente torcido hacia la derecha me robó una sonrisa cuando intente volverlo a ponerlo en su lugar,  quedamos agarrado con Cristo de la mano, una imagen invertida a lo se está acostumbrado.

Improvisé mentalmente un reclamo al servicio fúnebre porque en la cocina junto al café no había medialunas, solo sandwichs de miga, no pude encontrar por ningún lugar el control del aire acondicionado, el frió polar recorre mi cuerpo con descaro, consulte el reloj, la agujas se habían detenido en algún momento de la tarde del día anterior.

Me emocioné al imaginarme quienes vendrían, después de todo últimamente al parecer gran parte de la familia se reúnen solo en los velorios. Seguro comenzaríamos cómo siempre recordando  con dolor los momentos inolvidables, esos que te empujan a la congoja, te atraviesan el alma con la injusticia, brota la añoranza en lagrimas incontrolable.

Entrada la noche surgirán los chistes ingenioso de lo vivido, alguna historia reveladora que culminará con un estallido de risa en conjunto que nos expulsará hacía la vereda con el enojo de la tía, que no dudará en comentar nuestra falta de respeto.

Cerca de las doce llegaran los que vienen de la capital, que bueno será encontrarme con los tíos, ver esa imagen de  hermanos que se juntan unidos por el dolor que los atraviesa apilando en el sillón una cantidad extraordinaria de historia familiar, observar las canas y recordarlos de jóvenes cuando solíamos juntarnos para las fiestas; casi siempre se sientan por orden de llegada, y  casi siempre van llegando acorde a su nacimiento, ritual azaroso o intencional, quien sabe, así como los negros bailan con el cajón sobre el lomo, los tíos se van sentando según su edad  formando así una linea de tiempo casi perfecta con alguno saltos temporales debido a las perdidas.

Consulto el reloj nuevamente, lo busco en las dos muñecas extrañado porque ya no lo tengo, será que se me habrá caído cuando acomodaba el sillón, me parece extraño que nadie llegué, miro hacia fuera y la neblina no me deja ver,  surge la duda, dónde estoy?, A quien estamos por velar?, Mientras me dirijo al salón central escucho voces, en realidad son rezos que no se bien de dónde vienen, cundo traspaso la puerta, me acerco al cajón y ahí estaba, con los ojos apretados, cómo haciendo fuerza para no abrirlos, el asombro, me volvió el agudo dolor en el pecho, la angustia, quise gritar pero los labios zurcidos evitaban mi pedido de auxilio, lloré al verme acostado en soledad, lloré al entender que ya no volvería a verlos, lloré pues comprendí que nadie me acompañaría en este último tramo de mi vida otras de las aberraciones de esta pandemia.

lunes, 30 de septiembre de 2019

Arbol

Te invitaría a que te escapes conmigo al fin del mundo, me gustaría tener la libertad de proponértelo, pero como árbol un día decidí echar raíces.

Son la razón de mi vida, seguramente sin ellas no sería lo que soy, son las que me sostienen en este mundo de cordura y aunque a veces este convencido de que la realidad es otra no puedo más que aceptar que soy árbol.

Tengo la ventaja de poder albergar a todos tipos de aves que como vos gozan de la libertad de poder volar, no pretendo que anides en mí, no quiero que ni por un segundo pierdas tu oportunidad de ver el mundo tal como yo  en algún momento lo vi. Que en el aire aprendas todos los secretos para poder volar en cualquier cielo con la confianza suficiente para saber decidir con certeza que rumbo tomar, en definitiva que crezcas, porque  aunque ya no seas un pichón es evidente que te falta crecer. 

Solo me gustaría ser partícipe de una pequeña porción de tu vida. Si quieres descansar en mí, tengo las ramas frondosas para poder darte cobijo, puedo con ellas cubrirte del frío, de la lluvia. Si tienes hambre, puedo darte de mis frutos hasta que pase el temporal y puedas conseguir lo que en realidad necesitas.

-¿Mi recompensa?

Escucharte cantar solo eso…

lunes, 12 de agosto de 2019

Tarda en llegar

Tarda en llegar pero al final hay recompensa !!!
Fue inevitable verte y desear tenerte.
Sin explicación aparente, más que reconocerme idiotizado por vos.
Dueño de una mirada tan fuerte, esos ojos tan transparente, invitában al amor.
Era obvio que se veían los vestigios de una vida cultivada con esfuerzo, con amor y mucho dolor.
Hoy buscando y dando vueltas simplemente me doy cuenta, que era una necesidad dos.
Como el sol del medio día me alumbraste en tu ocaso, quise apaciguar el paso para no correr hacia el dolor, era tanta tu alegría, que te fuiste ese día, sin saber que sucedía no hubo pena, ni dolor.
Quizás no te has dado cuenta y deambulas entre respuestas, que no apaciguan el dolor.
Voy a mirar al cielo, aunque tus pasos sigan sobre este suelo, no como hombre sino como desazón, insultaré por no tenerte y aunque ya no pueda verte trataré convencerme que fui yo tu gran amor.

viernes, 26 de julio de 2019

Ella baila sola

Procuró usar la noche cómo aliada, era mucho más fácil esconderse entre las sombras del pasado, que se asociaban con este presente clandestino.

No había mucho tiempo que perder, elucubro en soledad la estrategia que la sacará de esa situación, cada día contaba en reversa, el tiempo cruel verdugo parecía refregarse las manos entre sí, a la espera del mínimo error que la empujara a los brazos de la muerte.

La vida y sus laberintos interminables de destino, marcaba para ella un solo rumbo, caminar sobre la cornisa con precipicios de ambos lados.

Años sintiéndose visceral, extrema, intensa, dueña de la soledad de sentirse sola, con la espalda atosigada de responsabilidades, suyas y ajenas.

Para facilitarle el caminar el tiempo amigo cordial de visisitudes extremas decidió darle una oportunidad y obligarla a demostrar su amor propio, sentenciandola a pelear

domingo, 14 de julio de 2019

Capital

Cuando decidió emprender el viaje estaba decidido a no regresar, un par de zapatillas atadas por los extremos de los cordones, colgadas en el cuello, cien pesos, que había logrado juntar haciendo malabares en el semáforo de la avenida que cruza por arriba de la autopista, y un morral viejo lleno de esperanzas.

Vivir en la afueras, en el conhurbano te condiciona en casi todo, recién había terminado la primaria, excedido en edad , con bajo peso y hambriento de aventuras, su hermanos habían desaparecido de a uno, tras la ambición de comer todos los días, La capital y su mar de gente pinta ilusiones austera aunque sea verano, los malabares para poder conseguir dinero parecen ser menos difíciles en los semáforos de la gran ciudad, entonces después que José, su hermano mayor se fué, se convirtió no en un sueño, sino en la realidad que lo ayudaba a respirar día a día mientras juntaba experiencia y habilidad en la manos para sostener en el aire hasta seis pelotitas hechas de medias viejas y trapo.

Ella no tenía familia, hacia una eternidad que vivía en las calle de esta gran ciudad, no recordaba la última vez que había comido algo en buen estado, desde hacía una semana le picaba detrás de la oreja, era una comezón insoportable, que manejaba automáticamente una de sus extremidades,  invitándola a producirle placer mediante el rascado, cada vez que esperaba en la esquina a que cambiara el semaforo, se sumergía en la dicha de rascarse detrás de la oreja sin ninguna vergüenza.

Era cada vez más difícil colarse en el tren después de las reforma en las estaciones, pero no imposible, durante varias noches había pensado en la forma de poder entrar en el andén sin una sube, pero la suerte estaba de su lado, mejor dicho frente a él y con una mirada de vejes cordial, frente al dispositivo del molinete una señora pareció percatarse de su idea y le dijo con una sonrisa cómplice.
-- Pasa, dale. Deslizando la tarjeta por el lector.

El calor agobiaba y el asfalto caliente se convierte en lava negra que despelecha los pies, pensó en caminar hasta la plaza y buscar el fresco de la sombra de algún ombú, descansar y dormir al compás de la canción de cuna que le cantaba el ruido del estómago vacío. Apenas con el último aliento llegó en cuatro patas hasta el medio de la plaza, donde el árbol brindaba cobijo del sol a unos cuantos, cayó prácticamente desmayada despues de haber caminado más de 20 cuadras al sol, se durmió sola con hambre.

La estaciones empezaron a pasar perezosas, lerdas, acelerando la ansiedad, jamás había llegado tan lejos solo, la boca pastosa lo confundió, solía ponersele así de miedo, pero estaba experimentando una nueva sensación, lo exitaba pensar que se dirigía a un futuro lleno de nuevas experiencias y que sólo podía salir todo bien, no había lugar para miedos ni dudas, ninguno de sus conocidos que habían apuntados sus pasos hacia la capital había regresado, eso era signo de que todo iba bien,  quien puede asegurar que la muerte es mala ? Si nadie volvió para contar, así de básicos y elementales eran sus pendientos, prácticos, positivos.

El sueño se confunden con la realidad, el hambre hereje, despiadado, irrespetuoso del sueño confunde el dolor de la soledad, entonces se sueña acompañada, con un dueño, sientiendo el placer que produce el ser incondicional con alguien y suspira dormida su dolor.

La llegada a la última estación no fue la esperada, un mundo de gente que se atropella por salir primero del andén, las personas parecen zombies, miran sin ver, empujan con desfachatez, atropellan sin necesidad. La primera sensación fue de asfixia, por suerte vio la plaza enfrente y los árboles frondosos que invitaban a buscar alivio para el calor agobiante.

Alguien que apenas pisa la plaza se le prende del morral, cae al piso sintiendo un dolor intenso en la cabeza y algo que le corre fresco por la frente, otro que logra sacarle el par de zapatillas que llevaba colgado del cuello y alguien más que busca en sus bolsillo.

Unos minutos más tarde logra incorporarse, se toca la cabeza dónde el dolor seguía intenso, la sangre salía con menos intensidad, se mira la manos ensangrentadas y todas las esperanzas, todas las ilusiones, todas las ganas se agolpan en el pecho en un llanto desesperado.

Se despierta asustada, un doloroso aullido la trae a la realidad, se acercó sin temor, ella interpreta a la perfección ese pedido de auxilio encubierto en llanto, comienza a lamerle la mano llena de sangre, la mirada llorosa de él que permite sus lamidas, él, agacha su cabeza para que pueda lamerle la herida, ella siente el sabor de la sangre entrando en su ser, el dolor del estómago que empieza a ceder, no quiere tentarse y morder, era como si estuviera adivinando sus palabras, o las hubiera soñado, el le dice: -despacio.

Y se quedan sentados en silencio, en medio de la plaza.

lo volvió a elegir

  Lo volvió a elegir, aunque hubiese preferido perder toda la bijuteria antes de descubrir el truco. Quizás apostaba demasiado a qué se le c...